Embarazo y bacterias. Lo que no te han contado.

Artículo escrito por nuestra ginecóloga Alexandra Palenzuela

Cada día oímos más sobre “flora bacteriana” y por eso quiero destacar la importancia que tiene durante el embarazo y la futura salud de nuestros hijos.

Embarazo y Bacterias. Algunas definiciones

En primer lugar, vamos a definir unos conceptos que se repetirán a lo largo del artículo.

Microbiota
Como microbiota se conoce el conjunto de bacterias que habitan en nuestro cuerpo ya sea en el intestino, en la boca o en la vagina. Para hacernos una idea del número tan importante que son, basta con saber que por cada una de nuestras células tenemos 10 bacterias. Hay bacterias “buenas” que protegen nuestra inmunidad y otras “malas”. Si son estas las que proliferan, se rompería el delicado equilibrio que nos ayuda a mantenernos sanos provocando una disbiosis que puede hacernos enfermar.

Microbioma
Como microbioma denominamos el código genético de estas bacterias que supera en 150 veces el código genético humano.

Los comienzos y primeras programaciones

Nuestro sistema inmune se forma en los primeros 2 años de vida. Y todo comienza en el útero de nuestra madre, donde se programa nuestra microbiota intestinal.

Nuestras bacterias son fruto de nuestro estilo de vida y alimentación y todo comienza en el vientre materno.

Debemos ser conscientes durante el embarazo de que determinados hábitos de vida durante la gestación, la lactancia y los primeros años de vida del bebé afectan la salud futura de nuestros hijos incrementándolos o no el riesgo de padecer enfermedades como: obesidad, diabetes tipo II, alergias, dermatitis atópica, asma, acné, enfermedades autoinmunes, etc.

En esta programación de la microbiota intestinal del bebé influyen varios factores:

    • La flora bacteriana intestinal materna es el factor que más precozmente va a determinar la microbiota futura del bebé. Incluso ya se ha descubierto un microbioma placentario con una trasferencia materno-fetal de bacterias. El intestino del recién nacido no es estéril en el momento de nacer ya que existe un intercambio de bacterias entre madre e hijo durante el embarazo. Cada uno de nosotros nacemos con un microbioma específico como si de una huella dactilar se tratase.
    • La salud materna durante el embarazo es clave para la programación de la microbiota del bebé. Durante todo el embarazo, la microbiota materna cambia fisiológicamente. Sin ir más lejos, esta microbiota materna es capaz de inducir un estado de resistencia a la insulina para que al feto no le falte glucosa intraútero en ningún momento. De ahí la predisposición a diabetes gestacional durante el embarazo. Sin embargo, hay que intentar no provocar cambios negativos en la microbiota materna. Estos podrían darse con el uso inadecuado de antibióticos lo que conllevaría a alteración del microbioma del bebé.

parto vaginal y parto por cesaria, diferencias en microbiota

  • La vía del parto. Según sea ésta, se modificará la microbiota intestinal del bebé. Si es por cesárea, el bebé recibe bacterias de la piel de la madre y si es por parto vaginal, recibe los Lactobacillus de la flora vaginal que activarán su inmunidad. El paso por el canal del parto impregna al bebé de las bacterias que le van a reforzar su sistema inmune. Este es uno de los motivos por los que siempre se debe intentar conseguir un parto lo más natural posible y de que en ese momento la microbiota vaginal sea la adecuada.
  • El estrés crónico de la madre. El cortisol cambia la flora bacteriana del intestino materno y, secundariamente, la de su bebé.
  • Una mala alimentación. Lo más importante durante el embarazo es alimentarnos de forma que le proporcionemos a nuestro intestino los elementos necesarios para fabricar la flora intestinal adecuada. Los prebióticos son el sustrato que hace crecer bacterias saludables. Estos podemos encontrarlos en alimentos con fibra soluble como verduras (calabacín, calabaza…), tubérculos (patatas, batatas, zanahorias,…) y frutas (plátanos, mango…).

Otras factores a tener en cuenta

    • Sedentarismo
    • Una mala programación en la infancia (microbioma materno)
    • Estancias hospitalarias
    • Ingesta de antibióticos
    • Lactancia materna.

La lactancia materna debe ser de 6 meses como mínimo. Esto puede garantizar a nuestro hijo una microbiota en condiciones. La leche materna tampoco es estéril. Por el contrario, un bebé que tome unos 800 ml de leche al día ingiere entre cien mil y diez millones de bacterias. Estas son las que le protegen de infecciones y favorecen el desarrollo de su sistema inmune. Se sabe que algunas de estas bacterias de la leche materna se forman en el intestino materno y desde ahí las células dendríticas las llevan a las glándulas mamarias. Así, el uso de probióticos en la madre puede favorecer la microbiota intestinal de ésta y mejorar la microbiota de las glándulas mamarias (disminuyendo así el riesgo de mastitis). Y con ello aumentar los beneficios de la lactancia materna para el bebé como son:

  • Disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas: como resistencia a la insulina, diabetes y obesidad
  • Reducir los trastornos intestinales como diarrea, estreñimiento y síndrome del intestino irritable
  • Prevenir enfermedades autoinmunes como enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.

Conclusiones

Nuestras bacterias son fruto de nuestro estilo de vida y alimentación y todo comienza en el vientre materno. Son tan importantes que modulan nuestro comportamiento estableciéndose una conexión intestino-cerebro. También tienen mucha importancia a la hora de obtener energía de los alimentos y de regular el metabolismo. Por eso la microbiota es tan importante en el desarrollo de la obesidad, la diabetes tipo II y otras enfermedades. Pero eso, será para un próximo e interesante artículo.